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Revelan que la telemetría acústica tiene limitaciones para estimar el nivel de actividad de los peces en el mar
Un estudio internacional del que participaron científicos del CONICET demostró inexactitudes en una de las metodologías más utilizadas para registrar la actividad de algunas especies.
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A lo largo de los años, la telemetría acústica se convirtió en uno de los métodos más utilizados para estudiar de manera remota diversos aspectos del comportamiento de los peces, porque, entre otras ventajas, permite registrar información durante meses, y, además, los individuos marcados no necesitan ser recapturados para recuperar (y luego procesar) la información. La telemetría consiste en la colocación de unos receptores, fijados al fondo marino, que reciben una señal acústica emitida por una marca electrónica alojada en el cuerpo de los individuos bajo estudio. Sin embargo, un trabajo realizado en la Reserva Marina de Cabo de Palos – Islas Hormigas, en el litoral de Murcia (España), demostró que este sistema posee múltiples deficiencias si se lo compara con la utilización de acelerómetros de registro continuo (bio-registradores). Hay especies marinas asociadas a arrecifes, como la garopa o mero del Mediterráneo (Epinephelus marginatus), que no se encuentran continuamente en movimiento, sino que utilizan cuevas para descansar o refugiarse de sus depredadores por períodos de tiempo considerables. Estos peces, al esconderse en los refugios, quedan fuera del alcance de los receptores que utiliza el sistema de telemetría. El trabajo fue publicado en la revista ICES Journal of Marine Science.
“Lo que hicimos fue registrar actividad con acelerómetros triaxiales, que miden aceleración en tres ejes ortogonales (x, y, z). Con esa información se pueden obtener datos de la postura de los peces en la columna de agua, y de sus patrones de actividad. Suponemos que un acelerómetro de registro continuo es un mejor indicador de la actividad de los peces que las variables comúnmente usadas para inferir actividad en el ámbito de la telemetría -por ejemplo, cambio en la profundidad y número de detecciones-, justamente porque esa información no requiere que exista desplazamiento, ni que el pez esté en una posición audible por los receptores acústicos. Realmente encontramos una gran diferencia entre ambas estimaciones”, explica Leonardo Venerus, investigador del CONICET en el Centro para el Estudios de Sistemas Marinos (CESIMAR, CONICET) y uno de los autores del artículo..
El método
En el trabajo, Venerus y Javier Ciancio, también investigador del CONICET en el CESIMAR, junto al primer autor del estudio, José Manuel Pereñíguez de la Universidad de Murcia, y colegas españoles y portugueses, equiparon meros con transmisores acústicos internos provistos de un acelerómetro y un sensor de profundidad, y con bio-registradores de aceleración colocados externamente, que continuamente almacenaban datos de aceleración. Luego se compararon los datos provistos por ambos dispositivos: “Hicimos un contraste de los dos aparatos, lo que medía el acelerómetro externo contra el interno, y contra el cambio en la profundidad y el número de detecciones. A partir de esa información evaluamos algunas limitaciones de la telemetría acústica para la estimación de la actividad, así como algunos sesgos relacionados con el comportamiento de los peces y que pueden influir significativamente en los resultados obtenidos, en particular en especies que sabemos son ‘invisibles’ para los receptores durante una parte importante del tiempo”, manifestó Venerus.
Limitaciones
A partir de la hipótesis sobre las diferencias que existen entre la telemetría y el bio-registrador respecto de la actividad del mero, se evaluó el desempeño de algunas variables que se daba por sentado eran buenos estimadores de la actividad en el ámbito de la telemetría, contrastándola con los acelerómetros. Según indicó el investigador, el problema de la telemetría es que si el pez se encueva se vuelve “invisible” y no se sabe qué estuvo haciendo en ese momento. “Por ejemplo, si hubiera una asociación entre el uso del refugio y alguna actividad específica, no podríamos registrarlo. Solo se puede medir actividad cuando el ejemplar está ‘visible’, esa es una de las limitaciones importantes de la telemetría. A partir de un acelerómetro se puede determinar el nivel de actividad, que permitirá asociarlo al consumo energético con un nivel de detalle mayor. En el trabajo pudimos corroborar la importancia de las diferencias interindividuales en cómo esa actividad se realiza a lo largo del día y eso va a impactar en la estimación del consumo de energía de esos peces. El resultado más importante del estudio es que por primera vez se cuantificaron algunas limitaciones de la telemetría acústica. Esa herramienta sigue siendo muy útil para otras cosas, para estudiar otros aspectos del comportamiento de los peces, pero si alguien quiere utilizar el cambio en la profundidad y el número de detecciones como proxies (es decir, como estimadores) de actividad en un entorno de telemetría, hay que decir ´cuidado´ porque hay algunas limitaciones”.