Cambio climático y perspectiva de género

El agua es para todas las personas

Dos científicas del CONICET, obtuvieron un subsidio para comunicar el impacto del cambio climático sobre el Río Chubut incluyendo la perspectiva de género como eje transversal.


Foto: gentileza Microsoft Argentina

“Miro un programa de televisión, juego con mi hija, trato de componer una canción, escucho un reclamo. Los procesos por los que paso en todos esos quehaceres por mas pasivos que parezcan están fuertemente influidos por quien soy, por cómo me educaron, por cuál es mi cultura y mi identidad de género. ¿Cómo el hacer ciencia puede no estar también atravesado por esa construcción? Quien soy, condiciona mi relación con el saber, con las personas, con las cosas”, se pregunta Ana Liberoff, que junto a Natalia Pessacg, investigadoras del Instituto Patagónico para el Estudio de los Ecosistemas Continentales (IPEEC-CONICET), analizan los efectos del cambio climático sobre el caudal y la calidad del agua del río.

Para las científicas, los impactos ambientales y en particular los impactos sobre el agua no son neutrales en relación al género. Son varios y diversos, los estudios que señalan que las mujeres y disidencias son grupos mucho más vulnerables a los riesgos hidroclimáticos, como inundaciones, sequías, escasez de agua potable entre otros.

En relación a los efectos del cambio climático sobre el Río Chubut, puede observarse en la cabecera de cuenca del río una tendencia registrada desde 1950, y que continúa en la actualidad, de aumento de temperatura, y de disminución de precipitación en concordancia con una disminución de caudal. Las proyecciones realizadas con modelos climáticos, indican que estas tendencias continuarán en el futuro alcanzando disminuciones de cantidad de agua del orden del 40% hacia finales de siglo.

“Dado que el agua del río, se produce en su gran mayoría en la cabecera y luego se traslada hacia el resto de la cuenca, esta disminución va a afectar a toda la región. Va a impactar en el caudal de agua que llega al Valle Inferior del Río Chubut, (la parte baja de la cuenca) donde se localizan las mayores demandas urbanas, industriales y agropecuarias”, indica Pessacg.

En relación a este impacto diferencial, las investigadoras señalan que es fundamental, propiciar el diálogo, puntos de encuentro y el trabajo en conjunto, entre la ciencia, las y los tomadores de decisión y diferentes actores y actrices de la sociedad, para que las políticas públicas y las miradas sobre los ecosistemas, sean integrales, diversas y sustentables.

“El ambiente es la base de nuestra subsistencia como seres humanos. Cuando hablamos y estudiamos los bienes y servicios de los ecosistemas no solo debemos preguntarnos cuáles son esos servicios sino a quiénes se les otorgan, a quiénes les dan un beneficio. Las medidas a tomar, las preguntas a hacerse, no van a ser las mismas si nos damos cuenta, que ciertas acciones benefician a la mitad de la población y a la otra la pone en desventaja ¿Mujeres y hombres usan el agua, el ambiente por igual? ¿Mujeres y hombres afectan el agua, el ambiente por igual?” se cuestiona Liberoff.

Para capacitarse en perspectiva de género, las científicas contactaron a Ariel Dorfman y Florencia Fisch, director general y coordinadora de contenidos de la Fundación: Encontrarse en la Diversidad. “La perspectiva de género es una forma de entender el mundo, el modo en que nos relacionamos las personas pero también nuestro vínculo con el saber. Poder reconocer las desigualdades entre los géneros nos permite hacer algo al respecto o, por lo menos, intentarlo. Pensar una ciencia con perspectiva de género nos permite preguntarnos por las identidades de las personas a cargo de generar nuevos conocimientos, el modo de comunicar, de que lleguen a distintos sectores de la sociedad y, por otro lado, incluir también saberes y recorridos que antes parecían no tener lugar. Pensar y construir ciencias con perspectiva de género es otra forma de promover igualdad de derechos y oportunidades. Cuantas más identidades haya representadas en la ciencia, más van a ser los chicos y las chicas que sientan, piensen y busquen ocupar a futuro esos espacios”, concluyen.

 

Por Alejandro Cannizzaro