Un grupo de especialistas del CONICET-CENPAT reveló que un grupo de lagartijas patagónicas que se creían de diferentes especies, finalmente forman parte de la misma. El trabajo fue liderado por Kevin Sánchez, becario doctoral del Instituto Patagónico para el Estudio de los Ecosistemas Continentales (IPEEC), junto a sus directores Mariana Morando y Luciano Avila, investigadores del mismo instituto. El trabajo también contó con colaboradores de la Universidad de Glasgow (Escocia).
“En este trabajo estudiamos las 14 especies que estaban descriptas hasta el momento, incorporamos secuencias de ADN del genoma nuclear, morfología lineal y geométrica. También incorporamos caracteres ecológicos y datos geográficos. Mediante la integración de esta información pudimos reconstruir la historia evolutiva del grupo”, explica el licenciado en Genética y doctor en Ciencias Biológicas Kevin Sánchez.
El trabajo se enfocó en ejemplares distribuidos a lo largo de las provincias de Santa Cruz y Chubut y el sur de Río Negro, todos ellos incluidos en el grupo de lagartijas denominado Liolaemus kingii. Se emplearon un total de 94 especímenes en los análisis genómicos y 823 en análisis morfológicos, incluidos representantes de 11 de las 14 especies del grupo kingii: “Analizando en profundidad la variabilidad genética y morfológica, vimos que, en realidad, hay especies que no ameritaban ser reconocidas. En base a ello es que propusimos que éstas deben ser “sinonimizadas”, es decir, agruparlas bajo un mismo nombre específico. Por ejemplo, si analizamos una especie A y una especie B, y vemos que no existen diferencias, entonces reunimos a estas dos bajo una sola especie, A”.
Este hecho que describe el genetista del IPEEC fue evidenciado en tres pares de las especies estudiadas, por lo que proponen reducir a 11 el número de especies en el grupo Liolaemus kingii, actualmente compuesto por 14 especies.
Pero este trabajo tiene también un importante componente evolutivo que busca saber por qué las especies se fueron separando con el correr del tiempo y en ello mucho tuvo que ver las distancias geográficas y los cambios climáticos: “Lo que vimos nosotros, en resumen, fue que las glaciaciones del Cuaternario, que fueron muy importantes en la Patagonia, provocaron un desplazamiento a gran escala de las poblaciones. Reconstruimos distribuciones históricas en distintas ventanas temporales y vimos que muchas se distribuían, por ejemplo, sobre la plataforma continental cuando estaba expuesta durante los períodos glaciales. El hielo de las glaciaciones empujó a las poblaciones más hacia el este, pero después, cuando el manto de hielo se retrajo, éstas volvieron hacia el oeste hacia sus distribuciones actuales. Al parecer, estos desplazamientos provocaron que muchas de estas especies se crucen entre sí geográficamente, lo que pudo haber promovido que haya flujo genético entre distintas especies”, finaliza Kevin Sánchez.