A mediados de abril, en la localidad de Camarones, un equipo de investigadoras del Instituto de Diversidad y Evolución Austral (IDEAus, CONICET), que funciona bajo la órbita del CONICET-CENPAT, y de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), anunciaban el descubrimiento de los restos humanos más antiguos de la Patagonia y entre los más viejos de la Argentina. Se trata de dos individuos datados en 9200 y 9700 años radiocarbónicos antes del presente (AP), lo que equivale a una antigüedad de entre 10.400 y 11.000 años calendarios.
Para dar a conocer a la comunidad local cómo fue el contexto del descubrimiento, el trabajo de investigación y su relevancia en términos de la historia patagónica, la arqueología y el cruce con otras disciplinas, el CENPAT y el Ecocentro Pampa Azul invitan a una charla este viernes 17 de mayo a las 18 hs en el Auditorio de éste último. La misma estará a cargo del equipo conformado por las científicas Julieta Gómez Otero, Ariadna Svoboda, Anahí Banegas y Gabriela Millán, todas ellas del IDEAus, CONICET, y de Hernán Marani, investigador y docente de la UNPSJB.
Cabe destacar que, como resultado de los estudios bioantropológicos, se identificó la presencia de un niño o niña de entre 8 y 9,5 años y un/a adolescente de entre 12 y 15 años; en ningún caso fue posible estimar el sexo. Por otra parte, las dataciones radiocarbónicas directas por AMS se realizaron en dos laboratorios de Estados Unidos: primero en la Universidad de Arizona y posteriormente en el Institute of Energy and the Environment de Pennsylvania. Los resultados fueron sorprendentes: la antigüedad de ambos oscila entre 9200 y 9700 años radiocarbónicos AP, que equivalen a 10.400 y 11.000 años calendario, respectivamente. Esta diferencia cronológica entre uno y otro, indica que no fueron contemporáneos.
“Cuando recibimos las primeras dataciones pensamos que eran erróneas, que las muestras estudiadas podrían estar envejecidas por contaminación con componentes orgánicos de los sedimentos. Entonces, por recomendación de colegas del INCUAPA. CONICET-UNCPBA, se realizaron estudios de calidad de la proteína y nuevas dataciones, lo que confirmó las edades iniciales”, cuenta la arqueóloga Ariadna Svoboda.
Además, asociado al niño de menor edad se hallaron 50 cuentas de hueso de ave, probablemente de cormorán y también abundante pigmento rojo, lo que señala prácticas mortuorias desde tiempos muy antiguos. “Saber que esa práctica tiene casi once mil años de antigüedad también es un dato importante, ya que, tanto las cuentas como el ocre, se consideraban parte de una costumbre funeraria tardía en la zona y este hallazgo demuestra que son mucho más antiguas”, finaliza Anahí Banegas.