DÍA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES Y NIÑAS EN LA CIENCIA

Las mujeres en la ciencia: obstáculos, avances y cuentas pendientes dentro del sistema científico nacional

En el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, tres científicas del CENPAT reflexionan sobre su trabajo.


Dia de Internacional de la mujer y la ciencia. Fotos: gentileza investigadoras

En el año 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia en reconocimiento al papel clave que desempeñan en los campos de la ciencia y la tecnología. Es en este contexto que tres generaciones de científicas del CCT CONICET-CENPAT se reunieron para contar sus experiencias y expectativas dentro del sistema científico tecnológico.

“Antes que nada, debo decir que me encanta la profesión que elegí. La investigación científica es un trabajo creativo donde hay poca rutina y puedo manejar -en general- mis horarios de trabajo. Nos evalúan por trabajo realizado con un informe y entonces, por suerte, podemos acomodar los días y horarios para trabajar. Esto quiere decir que pude compatibilizar mi rol de madre acompañando a mi hija y a mi hijo a un acto escolar, por ejemplo, y luego sentarme un domingo a la mañana a escribir un proyecto que me entusiasma. Otro aspecto positivo es que, luego de superada la etapa de becaria y habiendo avanzado en mi carrera científica como investigadora del CONICET, pude elegir y conformar un grupo de trabajo del que estoy orgullosa y con el que trabajamos en un ambiente saludable. Pude elegir la ciudad donde trabajo y que adoro como es Puerto Madryn”, explica Florencia Cremonte, Investigadora Principal del Instituto de Biología de Organismos Marinos (IBIOMAR-CONICET).

“Ser mujer en ciencia, haciendo, comunicando, conectando es todo un desafío. Un desafío que por momentos es divertido, exigente (en el buen sentido), te permite, obliga, invita a conectar con grupos de mujeres, a militar, a informarte, a capacitarte. Es una faceta positiva que descubrí en los últimos años de mi carrera y que me abrió la mente, cambió mi forma de hacer ciencia, de hacerme las preguntas científicas y personales, el ver el mundo con los anteojos violeta”, agregar Ana Liberoff, Investigadora Adjunta del Instituto Patagónico para el Estudio de los Ecosistemas Continentales (IPEEC-CONICET).

Clara Giachetti, becaria postdoctoral del IBIOMAR, afirma que “sin importar el género, ser científica es poder llevar a cabo tus propias ideas, pensar y diseñar los experimentos que te permitan responder las preguntas que se te ocurren, e interactuar con otras personas de diferentes partes del mundo apasionadas con los mismos temas, intercambiar ideas e incluso trabajar junto a ellos”.

 

Afrontar la maternidad

 

Como cualquier mujer que se desempeña en un trabajo, la maternidad es un tema que adquiere una notoria preponderancia también para las que integran el ámbito científico. “Si sos mamá, a veces es difícil coordinar los tiempos de campañas y experimentos, lo cual atrasa los trabajos. Esto provoca que varones y mujeres avancen de manera despareja durante la carrera, dando ventaja a los varones. Es común tener que viajar por congresos, intercambios o pasantías. Y eso también se complica cuando tenés hijes, porque es difícil coordinar viajes largos y muchas veces las becas no contemplan estás situaciones”, menciona Giachetti, especialista en ecología marina. “Es difícil compatibilizar el rol de madre con las tareas científicas”, coincide Cremonte y agrega que “para realizar nuestro trabajo tenemos que viajar a congresos y reuniones, a realizar estancias de investigación, pero sin un padre o familia que cuide a los hijos mientras viajás se torna muy difícil”.

 

Cambios positivos

 

A lo largo de sus carreras dentro del sistema científico nacional, Florencia Cremonte y Ana Liberoff fueron testigo de cambios positivos en lo que hace a temas de género. “Creo que hubo muchos avances en la sociedad y que el sistema científico acompañó o se vio obligado a acompañar.  Muchos cambios que fueron motorizados por la lucha de mujeres, mujeres aquí y allá, miles de mujeres. Cambios que hay que sostener con convicción, militancia, visibilización y lucha. Empezando por el lenguaje (ya no es aceptable que bajo mi nombre pongan ´Investigador científico´), pasando por las licencias por maternidad, cambios en algunas evaluaciones, conformación de comités para tratar temas de violencia de género y laborales y más recientemente la re-apertura del jardín maternal y la implementación del cupo travesti-trans en el CENPAT”, manifiesta Liberoff, quien se especializa en conservación y manejo de ecosistemas de agua dulce. Florencia, en cambio, hizo hincapié en la conformación de las comisiones de trabajo, las cuales ahora “tienen que estar armadas siguiendo el criterio de paridad de género, esto hace que no seas, por ejemplo, una de las cuatro mujeres sentada en una mesa de trabajo con 20 varones, como me ha pasado. Se vivencia otro clima cuando las comisiones están conformadas por la mitad de mujeres: se puede dialogar en un clima más amigable, de respeto, donde te escuchan”.

 

Camino por recorrer

 

Como la más joven de las tres, Clara se refirió a sus expectativas respecto al futuro en cuestión de género dentro del sistema: “como mujer científica, espero que sigamos en este camino de militancia y lucha, de manera de lograr una mayor igualdad de género y un espacio seguro para investigadorxs de grupos minoritarios”. Finalmente, Giachetti destacó el trabajo realizado por la colectiva “Por una Ciencia sin Machismo” dentro del CENPAT: “En estos últimos cinco años hemos logrado buenos avances. En particular, estoy muy orgullosa de los logros hechos con La Colectiva. Comenzamos visibilizando diferentes situaciones cotidianas que enfrentamos en nuestros lugares de trabajo, que nos ponen incómodas y en una situación de desigualdad, a partir de lo cual logramos el Espacios de Escucha para víctimas de violencia laboral y de género, el uso de lenguaje inclusivo, el cupo trans, y el Jardín de Infantes, entre otras cosas. Esto no solo está sucediendo en nuestro CCT, sino también en otras instituciones de CONICET y de Universidades Nacionales, por lo cual creo que vamos por un buen camino, aunque es largo y nos falta mucho por recorrer”.