CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD

Con la evolución a la cabeza

Investigadores del CONICET colaboraron en la identificación de marcadores genéticos que determinan características del cabello humano.


La investigación aporta conocimiento sobre los genes asociados a los rasgos de pilosidad

Pelo enrulado, barbas tupidas, mucho, poco, calvicie, lacio, rubio. Son múltiples las opciones, formas y cantidades, pero ¿qué determina y a qué debemos que nuestra cabellera crezca de una manera y no de otra?

Un grupo de científicos que conforman el Consorcio para el Análisis de la Diversidad y Evolución de Latinoamérica (CANDELA) detectó dieciocho variantes genéticas estadísticamente asociadas a rasgos de pilosidad craneofacial, de las cuales diez son reportadas por primera vez. El estudio fue publicado en la prestigiosa revista Nature Communications.

“Uno de estos genes, por ejemplo, es el que precisa cuan ondulado será nuestro cabello, y otro la densidad de las cejas. Este hallazgo es importante porque, en primera instancia, amplía el conocimiento que tenemos sobre la distribución del cabello y pilosidad sobre la base genética de estos caracteres. Y, además refuerza la idea de que algunos procesos selectivos sucedidos hace miles de años fijaron la variación de rasgos – en términos de pilosidad – que se ven en los humanos actuales”, explica Rolando González-José, investigador independiente en el Centro Nacional Patagónico (CENPAT-CONICET).

Determinadas características genéticas y morfológicas están relacionadas a procesos evolutivos que afectaron al hombre a lo largo de la historia, como la diferenciación con otros primates en los rasgos de pilosidad.

“La literatura clásica ha postulado que la pérdida de pilosidad facial y corporal responde a fuertes procesos selectivos, que tendrían que ver con una sudoración más efectiva relacionada a la postura bípeda. No obstante, también es cierto que hay una gran variación en la distribución de la pilosidad a través de poblaciones humanas. Así, por ejemplo, el cabello lacio está ausente en el África subsahariana y la mayor variación en el color del cabello se restringe a Europa occidental. Asimismo, otros rasgos, como la calvicie, tienen una distribución desigual entre sexos: sólo los varones expresan este rasgo externo”, asegura.

Para realizar esta investigación se recolectaron y analizaron más de 6 mil muestras de voluntarios de cinco países latinoamericanos (Chile, Colombia, Brasil, México y Perú). Además de datos genéticos y fenotípicos, se estudiaron los porcentajes de ancestría de las personas, dada la compleja historia de mestizaje de los habitantes del continente.

“Los europeos tienen pelo lacio por la mutación de una variante genética y los asiáticos por otra. Cuando llegaron a América, se hibridaron con sus pobladores y el resultado es como mezclar una baraja. Este trabajo nos permitió descubrir variantes de otros genes directamente relacionadas con características del pelo que hasta ahora no se conocían”, comenta Virginia Ramallo investigadora asistente en el CENPAT.

Este estudio tiene además potenciales aplicaciones a futuro. “Así, por ejemplo, la industria cosmética se ha enfocado clásicamente en productos que alteran la apariencia de las fibras de queratina del cabello una vez que éste ya salió del folículo, lo que afecta su forma en lacio, enrulado, etc. Nuestro trabajo aumenta el interés en explorar mecanismos que ocurren en la formación temprana del cabello, donde los genes que hemos detectado y explorado afectan el desarrollo que ocurre dentro del folículo mismo, antes de la salida del pelo”, asegura González-José.

Además de las implicancias favorables para el mejor desarrollo de productos capilares, conocer los procesos genéticos que intervienen en la apariencia del cabello puede significar un valioso aporte a la justicia. “A medida que esta base de datos se vuelve cada vez más robusta, más información podremos inferir en el marco de lo que se conoce como predicción fenotípica forense”, afirma Ramallo.

 

Europa con menos pelo

La calvicie es inherente a los varones porque se encuentra asociada a una hormona masculina, sin embargo no sucede con la misma frecuencia ni de igual manera en todas las poblaciones. Esta investigación permitió que los científicos puedan entender algunas características propias de los habitantes de nuestro continente vinculadas a la caída del cabello.

“Los voluntarios que tenían mayor ancestría americana son menos propensos a la calvicie. Sucede de manera más frecuente entre la población europea, que es más propensa a que estos receptores de andrógenos interfieran en el recambio celular y el mantenimiento del folículo capilar activo”, retrata la investigadora.

Por Alejandro Cannizzaro. CENPAT-CONICET.

Investigadores del CENPAT que participaron en el estudio:
– Mirsha Quinto Sánchez. Becario. Instituto de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH-CENPAT)
– Virginia Ramallo. Investigadora asistente. Instituto de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH-CENPAT)
– Caio. C. Silva de Cerqueira. Becario postdoctoral. Instituto de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH-CENPAT).
– Rolando González-José. Investigador independiente. Instituto de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH-CENPAT).