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IPEEC-CONICET
Analizan los efectos de las actividades humanas en la diversidad genética de las poblaciones de guanacos en Patagonia
Un aporte para pensar el desarrollo humano en coexistencia con la biodiversidad
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Diferentes eventos a lo largo del tiempo han afectado a las poblaciones de guanacos. Las consecuencias de estos acontecimientos, incluso los más recientes vinculados a la presencia humana, han dejado su huella en la estructura genética de las poblaciones silvestres. Científicos del CONICET y de otras instituciones, analizaron microsatélites de ADN y ADN mitocondrial de guanacos, para estudiar la estructura genética de sus poblaciones en la región central de la Patagonia.
En la actualidad, en la región que abarca desde el noroeste de la Provincia de Río Negro hasta el sudeste del Chubut, se identificaron tres grandes poblaciones de guanacos. Todas tienen un mismo origen. Una única gran población que fue afectada por distintos eventos, algunos de ellos antes de la colonización europea –el último máximo glacial– y que resultó en la declinación de la temperatura global durante un siglo. Otro período conocido como la “pequeña Edad de Hielo” que ocurrió entre 500 y 600 años atrás, impactó a las poblaciones animales, “pero el cuello de botella más reciente, que resultó en la reducción drástica de los tamaños poblacionales y en el aislamiento de las poblaciones de guanacos, responde al surgimiento de los pueblos y ciudades, la infraestructura y la expansión de la ganadería en la Patagonia, que comenzó hace unos 150 años”, afirma, Ricardo Baldi, investigador independiente del Instituto Patagónico Para el Estudio de los Ecosistemas Continentales (IPEEC-CONICET).
La pregunta central que abordó el grupo de investigación fue de qué modo las actividades humanas impactan a la diversidad genética de las poblaciones naturales. “Nuestros resultados revelan que el desarrollo de las ciudades, la instalación de alambrados y la introducción de millones de ovinos pastoreando sobre la vegetación nativa, coincidieron con el aislamiento de varias poblaciones de herbívoros silvestres como el guanaco, especialmente en las zonas de mayor intensidad de actividad ganadera”, afirma Baldi.
Sin embargo, señala el investigador, “los análisis genéticos sugieren que se está produciendo un aumento reciente de la conectividad entre grupos de guanacos. Es posible que la declinación de la actividad ganadera ovina en las últimas dos décadas en esta región de la Patagonia esté facilitando el flujo de genes entre localidades previamente aisladas, lo cual indica que se han relajado algunas tensiones y que el sistema está recuperando su funcionalidad y es una oportunidad para comenzar a manejarlo de forma diferente a como se manejó en el pasado”.
Para el investigador, determinar los impactos de las actividades humanas en las poblaciones naturales es importante a la hora de pensar acciones tendientes a la conservación de la biodiversidad. “La protección de áreas-núcleo, conectadas biogeográficamente, ayudaría a sostener poblaciones de guanacos y proporcionaría un modelo prometedor para su persistencia a largo plazo en paisajes manejados, en coexistencia con las actividades humanas a través de la Patagonia. Por ejemplo, ya existen grupos de productores y crianceros de ovinos y caprinos en Chubut, Neuquén y Mendoza, poniendo en práctica el manejo no letal de depredadores nativos, ajustes en la densidad de ganado, y la coexistencia con herbívoros nativos a través de programas de certificación que agregan valor a la producción local”, concluye Baldi.
Sobre el equipo de investigación:
El trabajo fue hecho en colaboración con investigadores de la Universidad del Bio-Bío, Ia, Universidad de Chile, el Smithsonian Conservation Biology Institute y Wildlife Conservation Society, Argentina.
Por Alejandro Cannizzaro