Desde CONICET Mar del Plata

Investigar el rol de los medios en la dictadura

Con motivo de la conmemoración del Día de la Memoria, el CONICET Mar del Plata dialogó con Micaela Iturralde, historiadora que investiga los procesos de producción y circulación de discursos, imágenes e interpretaciones elaboradas por la prensa gráfica masiva sobre la violencia represiva desplegada en Argentina por la dictadura militar iniciada el 24 de marzo de 1976.  


En Argentina el 24 de marzo es una fecha que encarna múltiples sentidos, el inicio de la última dictadura militar, que derrocó el gobierno democrático de María Estela Martínez, es desde el año 2002 el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, establecido por la Ley Nacional 25.633.

 

En los últimos veinte años, la historia reciente se ha convertido en un campo de estudios de enorme productividad y de importante relevancia social. De esto da cuenta el aumento en la generación de espacios de posgrados, jornadas, proyectos y producción académica en esta área. Uno de los factores que motiva este aumento y la diversificación en la investigación es el ingreso de las generaciones más jóvenes a estas disciplinas que, al no haber sido protagonistas directos de los hechos que estudian, pueden analizar críticamente sus investigaciones y complejizar las formas de abordar la temática.

Micaela Iturralde, historiadora y becaria postdoctoral del CONICET, que lleva a cabo su trabajo en el recientemente inaugurado Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales (INHUS, CONICET-UNMDP) es una de las protagonistas de este cambio generacional que tiene como campo de estudio la historia argentina reciente. Durante su formación de postgrado sus estudios se centraron en el tratamiento periodístico que realizaron medios locales y nacionales sobre la violencia represiva llevada a cabo en el período 1975-1985.

Los resultados de investigaciones, como las que lleva a cabo Iturralde, contribuyen, entre otras cosas, a los procesos judiciales de juzgamiento y reparación de crímenes de lesa humanidad cometidos por el Estado, la elaboración de materiales didácticos de enseñanza, el diseño de políticas públicas destinadas a erradicar la violencia estatal e institucional, la crítica a los lenguajes y formatos periodísticos con los que se comunican masivamente esas violencias y, en general, al conocimiento de procesos y sucesos de amplia relevancia social en el presente.

Iturralde investiga a partir del relevamiento de datos y fuentes en bibliotecas y archivos hemerográficos las diferentes estrategias discursivas desplegadas por distintos medios gráficos durante la dictadura. La especialista  explica: “el tratamiento periodístico y la visibilidad mediática de la represión estatal no fueron procesos estáticos, unívocos ni unidireccionales, mi propuesta investigativa ha permitido recuperar la historicidad de los discursos, construir periodizaciones atentas a las diferentes etapas de la dictadura y, examinar de qué modos lo publicado y lo silenciado por los medios se articuló con la lógica de exhibición y ocultamiento, característica de la violencia estatal de la etapa dictatorial”.

La becaria comenzó a investigar estos temas en 2009 motivada por profundizar el conocimiento acerca del terrorismo de Estado y los procesos de memoria, verdad y justicia durante los primeros años después del retorno a la democracia. En ese año se incorporó al grupo de investigación “Actores y Poder en la Argentina, Siglo XX” liderado por la investigadora principal y actual directora del INHUS (CONICET-UNMDP) Marcela Ferrari. El grupo tiene como objetivo comprender y explicar lo hecho por distintos actores político-sociales: partidos políticos, Iglesia católica, sindicatos, juventudes, intelectuales; en el proceso histórico de la segunda mitad del siglo XX. “En ese momento opté por abordar a la prensa gráfica como un actor político y su función en, aquello que más interesaba, la construcción de representaciones sobre el plan represivo y sus consecuencias sociales”, detalla Iturralde.

 

Inicialmente, la investigación fue orientada al estudio de la postura editorial y de las estrategias comunicacionales puestas en práctica por el diario Clarín, matutino de mayor tirada a nivel nacional, para abordar la cuestión de las violaciones a los derechos humanos analizando el tratamiento periodístico otorgado por ese diario a la violencia estatal y sus consecuencias a lo largo de la década comprendida entre 1975 y 1985. “En ese recorrido, el problema de la comunicación pública y masiva de la desaparición forzada de personas y la necesidad de repensar las periodizaciones del objeto de estudio resultaron algunos de los principales desafíos a recuperar y profundizar en la etapa siguiente”, afirma Iturralde.

 

La investigación de Iturralde no se detiene en los hechos sucedidos en el pasado, sino que también investiga la relación entre los medios de comunicación y los procesos sociales de construcción de memorias colectivas que se ejercen actualmente. Analiza, por ejemplo,  las narrativas utilizadas para “hacer memoria” de medios como Clarín, cómo estas fueron cambiando a través de los años, de acuerdo a la coyuntura política, al estado de las relaciones entre el matutino y los diferentes gobiernos y la necesidad de mantener el contrato de lectura con sus lectores.

 

Luego, durante la etapa posdoctoral indagó acerca de las representaciones y discursos sobre la violencia represiva a escala local. En esta etapa analizó el caso del diario marplatense La Capital y su articulación con el entramado represivo desplegado en la denominada subzona 15, cuya cabecera operacional y territorial fue la ciudad de Mar del Plata.

Consultada por la comprensión histórica del inicio de la última dictadura, Iturralde señala la necesidad de reflexionar en torno a cuáles fueron las condiciones que posibilitaron que el 24 de marzo de 1976 se concretara el golpe militar y explica que “en primer lugar, es necesario considerar que el golpe de Estado que derrocó a María Estela Martínez de Perón y dio inicio al autoproclamado Proceso de Reorganización Nacional no fue un hecho aislado en nuestra historia sino el sexto asalto a la institucionalidad democrática por parte de las Fuerzas Armadas, en particular el Ejercito”.

 

Por otro lado, la dictadura militar instaurada ese día implementó un régimen represivo que, por su naturaleza, dimensión y modalidades, resultó inédito. Sin embargo, el accionar desplegado por las Fuerzas Armadas y de Seguridad tuvo una estrecha articulación con el período previo expresado en un conjunto de continuidades en materia de ordenamiento jurídico, de modalidades y prácticas represivas y de dimensiones tanto político-ideológicas como simbólicas y discursivas. “Todo indica que la instalación de este proyecto político altamente represivo no puede ser pensada como un fenómeno aislado en la historia que podría suceder o no y demuestra la inestabilidad política como uno de los signos más destacados de la historia argentina de la pasada centuria”, reflexiona la especialista.

 

A pesar de no ser un hecho aislado, el golpe de 1976 tuvo características que le otorgaron un carácter distintivo de otros golpes previos: la instauración y sistematización de un plan represivo de alcance nacional y despliegue territorial basado en la descentralización de la acción operativa y la existencia simultánea de dos circuitos, uno legal y público y otro paralegal y clandestino, y la ejecución conjunta, por primera vez por las tres Fuerzas Armadas, de un programa sistemático y masivo de eliminación de la oposición política, detalla Iturralde.

 

Comprometida con su proyecto articula sus labores de investigación con espacios de construcción colectiva y divulgación del conocimiento científico: realizando asesorías técnicas como historiadora en el Espacio para la Memoria y Promoción de los Derechos Humanos Faro de la Memoria (ex-ESIM) y la tarea docente, a través de la enseñanza de la historia argentina reciente en escuelas secundarias y en las carreras de Historia y Sociología de la UNMDP.

 

“Pienso, investigo, escribo y comunico la historia argentina reciente con la certeza que un conocimiento profundo y complejo del pasado más cercano resulta una herramienta fundamental para la toma de decisiones en el presente y los desafíos que supone la construcción de una sociedad más justa, democrática e inclusiva”, concluye la científica.

 

Por Sabrina Aguilera CONICET Mar del Plata.