DIVULGACIÓN CIENTÍFICA

La comunicación científica en contextos de complejidad: el Acceso Abierto

Hacia una "Gran Conversación" en la producción de conocimiento.


En el presente se viven grandes cambios en la comunicación científica.  El acceso abierto es una nueva manera de diseminar información de investigación, que hizo posible el World Wide Web. La Red ofrece nuevas oportunidades de construir un sistema óptimo de comunicar la ciencia –una base de datos  de investigación científica plenamente vinculada e interoperable  para construir un sistema óptimo de comunicación de la ciencia, disponible a todos. Los científicos están usando estas oportunidades tanto para desarrollar rutas de acceso abierto a la literatura formal como a tipos informales de comunicación. Nuevos servicios que atienden las necesidades de los científicos y gerentes de investigación son esenciales para la aceptación y el uso de la literatura de acceso abierto. El acceso abierto mejora la velocidad, eficiencia y eficacia de la investigación; es un factor posibilitador en la investigación interdisciplinaria; permite la computación de la literatura de investigación; aumenta la visibilidad, uso e impacto de la investigación; permite a las comunidades profesionales, de practicantes y de investigación así como al público interesado, beneficiarse de la investigación (COMEST, 2015). En pocas palabras, el acceso abierto ha permitido valorizar a los investigadores y a sus instituciones, a las empresas y la sociedad como un todo, facilitando el compartir y la reutilización de los resultados de la investigación, lo cual implica un estímulo de nuevas innovaciones.

Un diálogo reciente sobre acceso abierto y ciencia abierta en la comunicación de la investigación entre dos investigadores (Jean-Claude Guédon de Canadá y Thomas Wiben Jensen de Dinamarca) aporta ideas útiles para la reflexión. En lo que sigue resumo algunos párrafos de la intervención de apertura de Guédon.

“Dos tercios de los setenta estudios listados en SPARC Europa (2015) muestran que los artículos publicados en acceso abierto son citados más a menudo que los artículos que no son de acceso abierto.  Pudiera pensarse, en consecuencia, que todos los investigadores demandarían el acceso abierto cuando publican en revistas o que buscarían asegurar el acceso abierto por medio del auto-archivo en un repositorio abierto de sus manuscritos revisados por pares”.

“Sin embargo, este no es el caso. Pese a los muchos manifiestos, estrategias y políticas de acceso abierto que han surgido en tiempos recientes, globalmente, los artículos en acceso abierto todavía son menos del 50 por ciento. Aunque las cosas se han movido en la dirección de un avance del acceso abierto, el progreso es lento y problemático. Inclusive, en algunas disciplinas y lugares todavía se lo ve como una alternativa oscura más que como la forma obvia de impulsar una carrera de investigación”.

“Ligadas como están a un modelo de publicación del mundo impreso, las revistas, creen que su apertura significará eventualmente su fin. Pudiera pensarse que una institución que financia una revista científica debiera buscar el máximo impacto, es decir que la revista se distribuya lo más ampliamente posible y sea extensamente usada y citada. Precisamente ser digital y abierta es una ruta probada para obtener esto. ¿Por qué, entonces, el financiador de una revista científica debiera preocuparse respecto a abrirla aunque esto signifique perder los (muchas veces pocos) suscriptores existentes?”

Con frecuencia no se considera el acceso abierto como tal, sino que más bien se lo refracta, principalmente por las maneras en las que puede afectar a los instrumentos de diseminación existentes, los hábitos adquiridos, la distribución de los actores y las instituciones. A menudo se discute el tema en términos de las revistas y los artículos como formas canónicas de la comunicación científica amenazada por la aparición disruptiva del acceso abierto como forma “descontrolada” y por ende “amenazadora” de comunicación. Se espera, en esos casos, que el acceso abierto se ajuste a las formas, normas y rutinas de las revistas y artículos. Como siempre que surge la novedad en la historia, se percibe lo nuevo queriendo que se comporte como lo viejo, lo familiar, lo confortable.

Nuestra transición actual en la era digital es por lo menos tan fundamental como la producida por la imprenta en el siglo XV. En consecuencia, y razonablemente, debemos esperar cambios que afecten a nuestras sociedades, nuestros valores culturales, nuestras maneras de pensar, nuestros métodos de gestionar la memoria colectivamente, y que lo hagan por lo menos de manera tan profunda e intensa como lo hizo la imprenta. Los objetos producidos, los valores culturales adheridos a ellos, y las relaciones que la gente tiene con esos objetos cambian de manera notable. También cambian las relaciones entre los documentos y, en última instancia, la sociedad misma refleja esas transformaciones en su propia estructura económica y política.

En este punto Guédon adelanta una pregunta válida: “dada la perspectiva de transformaciones profundas aunque en buena medida impredecibles, ¿qué debiéramos tratar de conservar? ¿Las revistas, aunque es posible que no existan dentro de un siglo? ¿Los artículos, aunque representen poco más que la inevitable interrupción a cada momento de una conversación realizada por una tecnología comprometida con la producción por lotes? Obviamente, ninguna respuesta es satisfactoria cuando se busca optimizar la producción de conocimiento en el futuro (inclusive en el futuro cercano)”.

“Ya aparecen nuevas formas de publicación, tales como las mega-revistas, que confunden a mucha gente porque de hecho no parecen ni se comportan como revistas. Otras revistas, como Research Ideas & Outcomes  (RIO), publican todos los outputs del ciclo de investigación, incluyendo las propuestas de proyectos, datos, métodos, flujos de trabajo, software, etc. La visibilidad creciente del concepto de “plataforma de publicación” apunta a profundas transformaciones en los contextos en los cuales se dan crecientemente los diálogos”.

Es indudable que “las revistas actualmente tienen una cantidad de funciones fundamentales e importantes en la producción, validación, preservación y diseminación del conocimiento. Sin embargo, ¿no sería útil tratar de mirar el futuro focalizándonos en esas funciones? Se podría, por ejemplo, preservarlas e inclusive optimizarlas. Sería posible imaginar cómo financiarlas asociándolas con las clases de objetos y procesos que mejor cumplen las necesidades de la “Gran Conversación” en la producción de conocimiento. Esto permitiría mirar la situación presente más críticamente: el formato actual de las revistas no carece de limitaciones, fallas y problemas profundos, incluyendo sus formas asociadas de planes de negocio. Es posible que el artículo, como un momento congelado en el discurso científico, pronto aparezca como mal concebido y desesperadamente pasado de moda. La tarea entre manos es partir de la realidad digital de los documentos y su gestión, y crear los objetos digitales, instrumentos y procesos necesarios para aumentar el diálogo entre los investigadores”.

Hebe Vessuri.

Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental, Universidad Nacional Autónoma de México (CIGA-UNAM) /Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH-CENPAT-CONICET)

 

Bibliografía

COMEST. Ethical Perspective on Science, Technology and Society: A Contribution to the Post-2015 Agenda Report of COMEST.  SHS/YES/COMEST-8EXTR/14/3 Paris, 31 July 2015.

Stern, N.; Guédon, J.C. & Jensen T., W. “Crystals of Knowledge Production. An Intercontinental Conversation about Open Science and the Humanities, Nordic Perspectives on Open Science 2015 (1), http://dx.doi.org/10.7557/11.3619

Nota publicada en LANIA, Newsletter: Red de Convergencia del Conocimiento para beneficio de la Sociedad, Nos. 57 y 58, Año 17, Laboratorio Nacional de Informática Avanzada, A.C. Mexico. Newsletter_57 y 58 LANIA