INSTITUCIONAL

Desde los satélites

Domingo Antonio Gagliardini integró en el CENPAT el grupo de Oceanografía física y teledetección. Falleció el pasado 7 de marzo.


Antonio en el Congreso Argentino de Teledetección.

Antonio Gagliardini interpretaba naturalmente los datos que venían desde los satélites. Estaba interesado en la observación remota de ambientes marinos. “Tenía obsesión por la plataforma marina. Quería trabajar en los golfos patagónicos e hizo mucho por y para el CENPAT, fue un verdadero pionero de la teledetección oceanográfica”, explica Héctor del Valle, investigador principal del CONICET.

Se conocieron hace más de 35 años con Héctor. “Antonio fue un científico apasionado por la Física de la Teledetección, un gran colega y un excelente amigo. Su calidez humana, su generosidad y altos valores profesionales lo destacaron siempre entre todos sus pares. Compartió desinteresadamente sus conocimientos, y fueron muchos los que aprendimos con Antonio”, afirma del Valle.

Domingo Antonio Gagliardini fue un científico destacado. Licenciado en Física del Instituto José M. Balseiro y Doctor en Geofísica en la Universidad Paul Sabatier de Toulouse, Francia. Fue Investigador Principal del CONICET desarrollando sus actividades en el Instituto de Astronomía y Física del Espacio; IAFE (UBA-CONICET) y en el Centro Nacional Patagónico (CENPAT-CONICET). También fue asesor desde 1994 en la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, donde en los últimos años ocupaba el cargo de Investigador Principal de la Misión Argentino-Brasileña SABIA-MAR. Un programa de cooperación entre la CONAE, la Agencia Espacial Brasileña (AEB) y el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil, con aplicaciones prioritarias en la observación del mar y costas cuyo objetivo principal será el estudio del Color del Mar.

“Era una persona muy generosa que daba sin pedir nada a cambio. Estaba muy interesado en formar gente joven. Fue un facilitador. Lo que Antonio dejó es un grupo de gente formada y con relaciones nacionales e internacionales. El cedió en su retiro, equipos, relaciones y contactos que le abrieron puertas a muchos investigadores jóvenes”, cuenta Del Valle.

Para Gabriela Williams, investigadora asistente en el CENPAT, Antonio también fue un actor importante en su carrera. Fue su director de beca doctoral,  no solo le enseño a procesar imágenes e incorporar muchos conceptos físicos que  cómo bióloga no manejaba, sino que también fue, junto a otros científicos quién la incentivó a ser investigadora , además  le permitió iniciar contactos con colegas de otros institutos del país que gracias a Antonio colaboran en su trabajo.

Según del Valle, Antonio “fue un pionero en el tema de radares. Me contagió su pasión y gracias a sus gestiones pude hacer una especialización en Alemania”.

Para la ciencia nacional también fue un científico de renombre. Participó activamente en varios proyectos satelitales, dentro de ellos cabe destacar la promoción y difusión de la misión SAOCOM el primer satélite radar de banda L de la Argentina. El objetivo central de estos satélites de Observación de la Tierra será principalmente la medición de la humedad del suelo y aplicaciones en emergencias ambientales tanto marinas como terrestres, tales como la detección de derrames de hidrocarburos en el mar y seguimiento de la cobertura de agua durante inundaciones. Es un proyecto desarrollado en colaboración con la Agencia Espacial Italiana (ASI). Se planean los lanzamientos para el próximo año (2016) y 2017.

Este proyecto tan ambicioso posiciona a la Argentina en un lugar privilegiado en materia de tecnología satelital.

Antonio nos ha dejado físicamente, pero sus altos valores humanos y su Ciencia de cuño interdisciplinario dejan una huella imborrable en la comunidad del CENPAT.

 

Por Alejandro Cannizzaro